Después de haber retomado mi pulso con las teclas e intentar plasmar aquello que siento y pienso frente a un papel en blanco perpendicular a mi mirada perdida tratando de enlazar palabras que den sentido a esto de vivir en colectividad vuelvo a estar aquí unas horas más tarde intentando escribir sobre algo que he visto a la 1:35 de la madrugada.
Aunque no me gusta en exceso el futbol, pero si los deportes en general, tengo que decir que admiro el espíritu de trabajo y la humildad que ha sabido inculcar y transmitir el F.C.Barcelona, y no estamos hablando de Laporta, ni de Sandro Rosell, ni siquiera de Guardiola sinó de una institución que verdaderamente es más que un club.
Si en el post anterior hablaba de que en mi país sobra aptitud y falta actitud, aquí os dejo una verdadera joya que debería traducirse a todos los idiomas, incluso los ya considerados muertos como el latín. Si alguien me preguntara en que me baso para emprender, le diría que la receta es: pasión, dedicación y esfuerzo, sentido colectivo y humildad, cosa que a veces no consigo.
En nuestro país hay miles de personas emprendiendo, intentando mejorar no solo el rendimiento económico, sino también en lo que respecta a lo colectivo. Y esto lo hacen miles de personas completamente anónimas que se levantan todos los días esbozando una sonrisa como mi amigo Pablo Catells con su ONG Locos de la Colina, Marta Gimeno y Laia Sans con su nuevo proyecto Baixevents, Salvi Ros que hasta hace una semana ha estado construyendo como arquitecto una escuela en ouagadougou, Javier Suarez que ha dejado su profesión de Periodista porque resultó que ama recitar el nombre de las plantas en latín, pero sobretodo cuidarlas y mimarlas como jardinero en su nuevo proyecto Huerto Urbano, Marc Garcia con su proyecto de booking hoteles iwanna.travel, Anna Riera con Gourmet’s On-line hasta las personas ya archiconocidas como Pep Guardiola con su Barça.
Señores medios, políticos, parados, paletas, arquitectos y doctores dejen de quejarse y lamentarse de que las cosas tienen guisos de que todos caeremos en un agujero negro sideral y levántense todos los días con una sonrisa aunque la tengan que dibujar en un papel y pegárselo a la cara con celofan y vayan a sus trabajos porque les apasiona su profesión, cambiar el mundo o simplemente hacer de su ciudad, metrópolis o jardín un lugar mejor. Si por el contrario usted se levanta y no puede ni dibujar el esbozo de una sonrisa, deje su trabajo, cambie de profesión, apúntese a yoga o vaya al psicólogo, pero desde luego no puede continuar ni un día más de su vida así.
Dedico este post a todas las personas citadas y a tantas personas como la anónima que me crucé por la calle (lo menciono en el post del 8 de Septiembre) o que no he mencionado que se levantan todas las mañanas con una sonrisa en su rostro.
Pasen y vean este vídeo….se puede comer palomitas, reir y hablar o hacer un viral entre sus vecinos de escalera.